viernes, 20 de mayo de 2011

No más lágrimas

Los niños lloran. Lloran bastante, todos los días tengo al menos un llanto.
Los de cuarto grado, mis alumnos más pequeños, son los más llorones. Lloran si un compañero los ofende, lloran porque nadie les quería pasar la pelota en la hora de Educación física, lloran si no pueden leer bien y se sienten avergonzados. Se golpean, claro, y lloran.
También lloran las chicas de primer año, mis alumnos más grandes, si se sacan un 2 en una prueba.
Y yo, por supuesto, los consuelo. Los abrazo, les seco las lágrimas, reto al culpable (si lo hubiere), les digo que ya mismo se piden disculpas y se amigan, les explico lo importante del trabajo en equipo, del respeto, de la responsabilidad.
Lo que no saben mis alumnitos es que, en mis días más sensibles, aquellos hormonales, muchas veces estoy yo también al borde del llanto.
Que cuando les digo que es muy triste que entre amigos se ofendan, se golpeen, siento esa tristeza en mi propio cuerpo, y también quiero llorar.
Pero la seño no llora, claro.

1 comentario:

  1. Soy japonesa en Tokio. Por casualidad encontré su blog. Tambiñen mi querida profesora de español es de Buenos Aires! Espero su blog para seguir el crecimiento como ser maestro. Animo!

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