miércoles, 18 de mayo de 2011

Por qué un guardapolvo azul

No soy maestra. Mejor dicho: me recibí de profesora. Y también trabajo de maestra, aunque ninguna carrera me preparó para enfrentar un aula de treintitantos niños de 8 o 10 años.
Me ofrecieron el cargo y me hice cargo. Con mucha caradurez y sin ninguna de idea de cómo se enseñaba un idioma a niños.
Y resulta que en esta escuela las maestras usamos guardapolvo azul. Tiene un hermoso bolsillo frontal, donde van a parar los objetos incautados durante las clases, además de biromes varias, monedas y colitas de pelo. Yo le agregué un prendedor.
Los chicos tiran del guardapolvo a la voz de "seño, seño". Esta palabra la escucho muchas, muchas veces cada tarde. Y me parece increíble que me estén llamado a mí.
Porque claro, toda niña jugó a la maestra alguna vez. Lo que no pensé es que podían pagarme por seguir jugando.
Así que, mientras los niños aprenden italiano, yo aprendo a ser maestra. El guardapolvo ya es mi amigo, la cursiva con tiza no me asusta más y creo haber aprendido todos los nombres.
Sobreviví al primer bimestre.

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