sábado, 9 de julio de 2011

Una de cal y una de arena

Cada día es distinto en la escuela. Algunos días llego con muchas cosas planeadas, pensando que será la mejor clase del año, y es la peor. A los chicos no les gusta la canción que llevo, o justo ese día se pelearon y tenemos que hablar de la convivencia, del respeto, etc.
A veces llego corriendo, sin tiempo de haber pensado qué hacer esa tarde, y sale una clase fabulosa, participativa, divertida, dinámica.
Nunca puedo saber cómo voy a terminar la jornada.
Podría decir que éste es uno de los aspectos de la docencia que más me interesan. Soy una persona extremadamente estructurada y me hace bien, una o dos veces por semana, sorprenderme y salirme de lo planeado.
Esta semana tuve dos clases muy buenas con los alumnos de secundaria. Con aquellos a quienes generalmente no soporto. Ese primer año que me traía dolor de panza en abril y que muchas veces termina con mi paciencia. Y sin embargo, las últimas dos clases, todo fluyó. Algunos alumnos de los que a principio de año tenía mal concepto, aportaron datos muy interesantes, quisieron investigar sobre temas que vimos y se esfuerzan por mejorar.
También sucedió que algunos alumnos de 6º grado sacaron notas muy bajas en la prueba. Con ellos, esta semana, las clases se me hicieron cuesta arriba. Me enojé, puse notas en los cuadernos, y grité más de lo que hubiese querido.
La sorpresa fue para ambos lados.

1 comentario:

  1. hubo un poco de todo entonces. Hermosa es la docencia yo también lo soy y comparto ese dolor de panza :)... Saludos

    Lu. y su buzón roto

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