lunes, 5 de marzo de 2012

Volver, con la frente alta

El 2011 se fue, llegaron las vacaciones y también ellas se fueron. Todo pasa.
Y empezamos un 2012 polémico.

Al parecer, quienes vivimos (total o parcialmente, como es mi caso) de la docencia, deberíamos agradecerle a la Providencia, al ministerio y a los santos evangelios haber recibido la gracia de contar con tres meses de vacaciones por año.
De hecho, hasta nuestra presidenta (a quien voté orgullosamente y a quien apoyo en casi todas sus movidas) nos trata de ingratos. Se ve que no deberíamos discutir nuestro salario, porque somos muy afortunados al trabajar sólo 4 horas por día, 9 meses al año.
Y si bien yo no soy maestra de grado, es decir que no soy de las que toman un cargo que implica estar al frente de un sólo curso todos los días, sí estoy con muchos niños por semana y cumplo casi con las horas que realiza una maestra con ese cargo.
Los docentes especiales somos todos los que dictamos una materia especial: inglés, música, plástica, italiano (en mi caso), es decir las que no pertenecen a las cuatro áreas de la educación básica primaria. Y como tales, debemos rotar continuamente: de 4º grado a 7º, luego a 5º y quizás nos agregan horas de jardín de infantes o secundaria. Todo sea por sumar horas y llegar a un sueldo digno.
Y para esto nos pasamos mucho tiempo preparándonos y preparando las clases. Recortamos cartulinas, sacamos fotocopias, armamos un juego de la oca gigante, nos sentamos a pensar cómo presentar un tema difícil. Ponemos malas notas cuando los alumnos se mandan alguna, tenemos entrevistas con los padres fuera del horario de clase, debemos entregar planificaciones y llenar un libro de temas cada día. Y además, claro, lidiar con todo lo que sucede en un aula con 34 niños con 34 realidades diferentes, 34 demandas, 34 vocecitas.
Además este año trabajamos desde el 13 de febrero hasta el 28 de diciembre.
Así que, cuando escuchen a alguien que dice "Eh... de qué se quejan? Si tienen un montón de vacaciones y trabajan re pocas horas!", no sean tan ingenuos. Piensen en la responsabilidad que afrontamos cada día, en la sonrisa obligada, llueva o truene, y el amor que nos sigue empujando a bancarnos todo eso.

2 comentarios:

  1. No soy docente, pero como Argentina creo que es un tema muy importante el de este post, y debo admitir que estoy totalmente con vos. Lo único que te faltó decir, es que la educación es la base de toda sociedad, y gracias a ella (y por ende a los educadores) que las sociedades prosperan, se desarrollan y crecen. Nada mas valioso que los docentes para una sociedad que quiere crecer y generar ciudadanos concientes y comprometidos. Para poder educar como se debe a los futuros líderes del mañana, los docentes deben recibir un salario y condiciones de trabajo dignas, que les permita desempeñar su tan preciada labor de la mejor forma posible. La calidad tiene su precio, pero en Argentina parece que esto todavía es un gran enigma sin resolver...

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  2. Amiga volve a escribir!!!!!!!!!!! se te extraña por aca!!

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