domingo, 4 de diciembre de 2011

El viernes fue el último día que tuve clases con los niños.
Las próximas semanas serán de cierre de notas, ensayos para el acto de fin de año, algún recuperatorio que quedó pendiente.
Y así, entre malabares, caídas y tropezones, se pasó todo el año lectivo.
Siento un gran alivio. No sólo por las vacaciones que se vienen, sino porque - bien o mal - de alguna forma, sobreviví.
Sobreviví a la adaptación, al cambio, a los altibajos, a los padres, a la lluvia, al calor agobiante.
Habrán aprendido un poco menos de lo que podían. Habré trabajado un poco peor de lo que debía. Quizás en la mayor parte del tiempo lo hice en "piloto automático", aun sabiendo que mi potencial me permitía algo más.
Pero el balance es bueno. Acá estamos.
En dos semanas tengo que presentar mi autoevaluación como docente y tener una reunión individual con la directora. Me parece un momento muy interesante de la profesión.
Tengo muchas ideas para el año que viene.


Ah! Y tengo dos sobrinos hermosos que están esperando que me libere para tener tiempo e ir a cuidarlos.

2 comentarios:

  1. Qué bueno que se termina el ciclo! A mí también me pasa siempre: me voy con la certeza de que se pueden hacer mejor las cosas.

    ResponderEliminar
  2. Felicitaciones Amiga!!!!!!!!!!!!!!!! a disfrutar de las bien merecidas vacas!!!!!!!!

    ResponderEliminar