jueves, 17 de noviembre de 2011

La clase abierta

En las escuelas privadas existe una maldita costumbre: la clase abierta. Abierta a las familias, claro.
Hoy fue mi primera vez, y como me gustan las emociones fuertes decidí hacer las de todos los grados el mismo día (cada una en su respectivo horario). Porque si me voy a estresar, que sea sólo un día, no?
Luego de sobrevivir a la experiencia y habiendo llegado sana y salva a casa, no dejo de sorprenderme con la gran variedad de familiares que conforman ese componente de la comunidad educativa. Descubrí, entre la muchedumbre de mamases y papases normalitos, varios prototipos antes desconocidos para mí, y a continuación se los comparto:

- La mamá canchera: viene a la clase abierta lookeada, se cree más joven de lo que es. Masca chicle e indefectiblemente es la primera en levantar la mano cuando pido un familiar voluntario para una actividad.
- La mamá-alumna: se sienta al lado de su hijo (son siempre madres de hijos varones, parece) y responde a las preguntas y consignas como si fuese una más en la clase. Estudia con su chiquitín de 12 años para las pruebas, así que se sabe todos los verbos. También está la versión charlatana, hay que pedirle silencio en medio de la clase, qué vergüenza señora.
- La mamá examinadora: llega tarde, saluda con beso y sonrisa (más falsa que billete de 8 pesos), se sienta al fondo, junto a su chiquito abanderado, se cruza de brazos y observa. No participa sino para hacer alguna crítica destructiva (en plena clase, ¿te parece mami?) y no te saca los ojos juiciosos de encima. Más vale perderlas.
- La mamá increpadora: no dice nada durante la clase abierta, pero cuando toca el timbre se acerca para saber cómo va a ser la prueba integradora (hola, tu hijo tiene 11 años, que pregunte él) y de paso te desliza que este año por primera vez lo tuvo que mandar a profesora particular y pagar por que alguien le explique lo que no entendió en la escuela. Mami, ¿no ves que tocó el timbre y nos estamos yendo todos? ¿Y te parece venir con ese planteo un 17 de noviembre? Respuesta: sentalo a estudiar y lo que no entienda, que me pregunte en clase. Fin de la historia.
- El papito: es el único padre entre madres y abuelas, llega con sonrisa entradora, un metro ochenta y pico de belleza y ojos azules. Se presenta con cierta galanería: hola, soy el papá de Santi. Pasá, acomodate papi, digo papá de Santi. Nos recuerda que incluso la maestra debe estar siempre presentable.

Ojo, también hubo madres y abuelas amorosas, que filmaron, sacaron fotos, se coparon cantando con sus niños y me llenaron de piropos. A ellas un enorme gracias. A sus niños todo mi amor.

2 comentarios:

  1. Si te sentís incomprendida aquí estoy yo para darte la razón.¡Claro!casi40 años trabajando en ese medio y con 330 alumnos semanales.Hoy jubilada y a través de mi blog rememorando clases, fechas, historias, saberes.
    Beso desde Mar del Plata

    http://norma2-siempreesprimavera-norma2.blogspot.com

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  2. jajajaja me encantó! Trabajo arduo!

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