viernes, 10 de junio de 2011

Saber decir que no

El año pasado una profesora que admiro bastante me dijo: "hay que trabajar en muchos lugares, con todas las edades. Primaria, secundaria, adultos. Así vas ganando experiencia y sabés qué te gusta más".
Yo creí que no necesitaba pasar por eso. Yo ya sabía que con niños NO. Me recibí de profesora de nivel medio, así que la secundaria era mi campo de juego. Hice prácticas en secundaria, estudié psicología de los adolescentes.
En noviembre fui a la primera entrevista en esta escuela. Buscaban una profesora para primer año de secundaria y también para sexto grado de primaria. Acá dudé, porque yo de niños no sé nada. Pero lo tomé, porque eran cuatro horas más, y quería renunciar a mi empleo anterior.
En diciembre efectivamente renuncié a mi trabajo administrativo y me encomendé a la providencia para que en el 2011 surgieran otras posibilidades de trabajo. Una semana más tarde me llamaron de la escuela. Habían despedido a la maestra de italiano que tenía todos los cursos de primaria y me ofrecían todas las horas a mí. A mí, que no sabía nada de niños, que con niños no, que adolescentes sí, pero niños, no gracias.
Luego de varios tironeos y negociaciones cerramos en que me hacía cargo de 4º, 5º y 6º grado. Para los más chiquitos buscarían otra persona.
Además, la escuela me propone que el año que viene (2012) tome las horas de segundo año de secundaria.
Y yo no quiero saber más nada de secundaria. Los adolescentes me parecen tontos, me superan. Me cansan, me agotan y me frustran. No los quiero.
Quiero a los niños, con su entusiasmo, sus ganas de leer siempre, de ayudarme, de borrar el pizarrón, de escribir la fecha. Con sus cartitas de amor, sus abrazos en el recreo, sus canciones. Quiero más niños, si es necesario, pero adolescentes, no gracias.

1 comentario:

  1. Me has llegado con tu escrito, soy maestra, y bueno, entiendo lo que debe parecer desde fuera al resto de personas que pasan por un cole, porque esta profesión no esta valorada, y ahora, me doy cuenta de que cuando lo veís de cerca, empezáis a valorarla.

    Como dice una poesía, ¿Por qué soy maestra? Porque quien más me sonreiría cada mañana al entrar en clase, me saludaría por la calle como si se le fuera le mundo en ello, me diría lo guapa que estoy siempre, aunque haya llevado el mismo modelito dos veces, estaría siempre dispuesto con una mano levantada a ayudarme y ayudar a los demás... Son cosas, que desde fuera parecen una tontería, pero a los que trabajamos en educación sabemos, que por una sonrisa suya, lo daríamos todo.

    Es la primera vez que paso por tu blog, en verdad había encontrado tu blog antiguo, paseando por la red, y me he aventurado a pinchar el link que ponías, suponía que tenía que ver con la educación, llámalo presentimiento, pero debe ser que tenemos un sexto sentido para reconocernos :) Me ha encantando, volveré a visitarte, tal vez, termines cambiando de opinión y te den igual niños que adolescentes. Ya tienes una nueva seguidora. Te invito a visitar los míos.
    Uno es de recursos para la escuela, el otro, únicamente donde cuento mis experiencias, espero que te guste y espero verte por allí.

    Un saludo.
    http://tamaravillanueva.blogspot.com/

    http://artedesermaestra.blogspot.com/

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